La Central de Trabajadores de la Argentina – Autónoma, una
vez más no fue invitada a la reunión del Consejo del Salario Mínimo, Vital y
Móvil. Habla de este tema, Ricardo Peidro, Secretario General Adjunto de la CTA
Nacional.
–Un año
más que se festeja en cadenas oficiales este nuevo Consejo del Salario, en el
cual los ausentes son los mismos, entre otros, la CTA que dirige Pablo Micheli,
¿No?
– Sí, es
así. La verdad que si no fuera porque esto acarrea consecuencias nefastas para
los trabajadores, sería una cuestión risueña y grotesca, porque convocar a un
Consejo del Salario, donde supuestamente se tiene que discutir determinadas
cuestiones, entre ellas, el Salario Mínimo, Vital y Móvil, y que solamente se
invite a aquellos que están de acuerdo, es una cosa absolutamente ridícula.
-En el
rubro del transporte, por dar un ejemplo, tenemos por un lado las empresas que
tienen un vínculo político con el Gobierno; por otro lado el sindicato que
funciona como una pata de la empresa asegurando que no haya conflictos y lo que
tiene que ver con la burocracia, y por otro lado el Ministerio, que también
hace su trabajo. En ese panorama ¿Qué sentido tiene este Consejo del Salario?
– Es así
como lo estás describiendo, es un coctel explosivo y explota para el lado de
los trabajadores. En ese sentido, ese Consejo del Salario, donde se debe
discutir no solamente el Salario Mínimo, Vital y Móvil; se debe discutir
también una Canasta Básica para saber en cuanto fijar el salario y jamás se
discute.
De por sí
no se reúne, es un trámite administrativo donde van los aplaudidores de turno.
Ahora, en ese panorama, con una connivencia absoluta entre los grupos
económicos, las patronales y el Gobierno, en ese sentido empujan a los
trabajadores a responder con acciones gremiales. ¿Qué margen nos queda? cuando
nosotros estamos planteando a través de nuestros equipos técnicos que un
salario para una familia debería estar en $12.700.
El
Gobierno fija un salario de $6060 en dos tramos, planteando una realidad
inexistente a través de las estadísticas dadas por la intervención del INDEC,
donde esconden debajo de la alfombra a los pobres, a los indigentes, a los que
cobran menores salarios, es una realidad difícil de ocultar.
Inclusive,
que los patrones aplaudan estas decisiones del Gobierno no nos sorprende, nos
parece normal porque defiende sus intereses. Que el Gobierno esté ajustando su
política con los grupos económicos, para que paguen los trabajadores, tampoco
nos sorprende. Ahora, que haya sindicalistas con alguna historia de combativos,
que estén abalando esta situación, es donde más golpea a la clase trabajadora.
Nosotros
creemos que la realidad social y económica merece que se escuchen todas las
voces y todas las propuestas, si no es así los trabajadores a lo largo de la
historia supieron dar respuesta y tampoco va a ser distinto en esta época.
-Esta
mañana cuando se le preguntaba a Carlos Tomada, ministro de Trabajo de la
Nación, por qué no participaba la CTA de Micheli ni la CGT de Moyano, el
argumento fue que hace dos años se los invitó, decidieron no participar y que
este acuerdo dura cuatro años, por lo cual hasta dentro de dos no van a poder
sumarse ni van a ser invitados a esta mesa de diálogo. ¿Esto es así?
– No, es
falso. Nosotros hemos concurrido a todas las reuniones a las que se nos han
convocado. Es más, en una de las convocatorias directamente no nos dejaron
entrar. Se basan en mentiras que son insostenibles. Tomada miente en forma
absoluta. Es más, hay denuncias internacionales, a la Organización
Internacional del Trabajo, las Centrales Internacionales. Pero el Gobierno
tiene un discurso hacia afuera y una política hacia adentro. Hacia afuera
hablan de Libertad y Democracia Sindical, cuando acá no lo aplican en absoluto.
Así que
se basan en argumentos falsos, y lo que es más triste, insisto, porque en
cualquier lugar del mundo donde hay diferentes Centrales Sindicales, a la hora
de discutir los intereses de la clase trabajadora, las mismas centrales
sindicales, que tienen visiones distintas, a lo mejor sobre una coyuntura, se juntan
para tener más fuerza, para poder aumentar el salario. Acá es al revés, acá
cuando hay paro hay sindicalistas que han hecho de la carnereada al paro una
virtud.
No
querían escuchar que no saliera por unanimidad ese salario que querían votar.
Nosotros por supuesto íbamos a votar en contra de ese Salario Mínimo, Vital y
Móvil, pero no quieren escuchar voces de disidencia, y así está la cuestión.
-Hablamos
de un país donde los porcentajes dicen que casi la mitad de quienes trabajamos
en la Argentina estamos precarizados o flexibilizados, quiere decir que tenemos
un patrón de laburantes vinculados al neoliberalismo, donde los derechos
básicos de los trabajadores son vulnerados. En ese contexto, ¿Qué importancia
tiene que el Salario Mínimo, Vital y Móvil sea fijado en una cifra x?
– Por más
que se fije un salario mínimo, hay miles de trabajadores, la mitad de la clase
trabajadora, que ni siquiera va a cobrar ese mínimo. Date cuenta que se fija un
salario mínimo, pero inclusive los patrones de los gobiernos, que son los
municipios, las gobernaciones, inclusive el Estado nacional, tiene a los
compañeros precarizados, así que incluso, en una realidad que ese mismo salario
mínimo que se está planteando no alcanza a la mayoría de la Clase Trabajadora.
Aparte,
la precarización laboral, que ya lo hemos planteado, no es un defecto indeseado
del modelo,
al contrario, como en otras épocas de la historia, como fueron los
desocupados en determinado momento, la precarización actúa como factor
disciplinador de la clase trabajadora, para mostrarle que eso es lo que les
espera si no aceptan las condiciones laborales que desde el Gobierno proponen.
Es decir,
más precarización laboral, menos derechos para los trabajadores. No solamente
para los que están precarizados, sino también para los que tienen un trabajo
formal, porque es la amenaza de la realidad de lo que está afuera. Pero, más
allá de todas estas cuestiones, lo que tenemos que discutir es toda una
realidad social.


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