La tarde del 15 de enero de 1925, en el ya mítico Teatro Verdi de la Boca, más de un centenar de herreros, carpinteros, mecánicos, torneros, peones de patio y fundición, electricistas, albañiles, marineros y foguistas de las dragas se juntaron y fundaron una organización para la defensa de sus intereses. Un compañero llamado Álvarez se paró y propuso un nombre: Asociación de Trabajadores del Estado.
Así nacía la ATE, con diecinueve compañeros elegidos como responsables de la nueva organización, y el impulso de los obreros de los talleres de la Dirección Nacional de Navegación y Puertos del Riachuelo y de la zona portuaria.
Eran los tiempos de Marcelo T. de Alvear en el gobierno y el Dr. Ortiz en el Ministerio de Obras Públicas (MOP), en los que los afiliados de la naciente organización, mayoritariamente empleados de dicho ministerio, trabajaban como jornaleros con atrasos en sus bajos ingresos, sin sistemas de previsión ni licencias por enfermedad, sin escalafón ni régimen de ascensos.
El impulso inicial de los trabajadores de Navegación y puertos se expandió entre los marineros de las dragas de Corrientes, Concepción del Uruguay, Paraná, Rosario y posteriormente entre los empleados de la Dirección de Arquitectura y los trabajadores del Arsenal Naval de Puerto Belgrano en Punta Alta.
Por aquellos años, para ser afiliado a ATE bastaba ser obrero y empleado de la Administración Nacional sin distinción de sexo y con la única excepción de los jefes superiores. Su propósito era "propender al mejoramiento de las condiciones económicas, técnicas, morales y sociales de sus asociados; la estabilidad de obreros y empleados nacionales; la implantación del escalafón para los mismos; reforma de la Ley de Jubilaciones y Pensiones Civiles; reforma de la Ley de Accidentes de trabajo".
La asociación se declaraba ajena a toda cuestión política, religiosa u otras creencias, y declaraba terminantemente prohibidas las discusiones sobre esos asuntos dentro del local sindical.
Cada localidad con un mínimo de 100 obreros y empleados estatales y 25 afiliados, debería formar una seccional que estaría ligada a una sección central instalada en Buenos Aires y conducida por una Comisión Directiva.
Las cuotas sindicales se cobraban a través de los delegados cobradores, cuya tarea consistía, además, en informar a la Directiva de los asuntos de interés para la organización, repartir el periódico y hacer las convocatorias. Para los afiliados, en cambio, eran la Asociación toda.
Jujuy
En cuanto a la organización gremial, ATE cuenta con una sede central en la ciudad de San Salvador de Jujuy y con seccionales en San Pedro, Palpalá, El Carmen, La Quiaca y tiene sede en Perico.
ATE, como organización sindical se define “autónoma de los partidos políticos, del gobierno y de las empresas”; y respeta toda inclinación o idea política, filosófica y religiosa de todos sus miembros.
El espíritu de lucha es un elemento crucial en el ser y en el hacer de ATE, ya que la defensa de los intereses de los trabajadores ha sido y es la prioridad. Esto ha llevado a que la solidaridad y el compromiso con el sindicato sean decisivos en la motivación de los compañeros militantes que hoy participan activamente en las actividades gremiales.